by Hardy MerrimanMarch 31, 2020
Esta es una traducción al español del artículo de Hardy Merriman "Lessons of Uprisings Around the World: The Present Moment, and Possible Future" publicado el 21 de noviembre de 2019 (enlace). Traducio por Omar Lopez; evaluado por Fernando León Romero.
Durante 2019, una ola de levantamientos mayormente noviolentos ha generado una abundancia de artículos de prensa sobre este tema, los cuales abordan cuestiones como: ¿Por qué tanta gente está protestando ahora? ¿Es parte de una tendencia mayor? ¿Existen temas comunes que impulsan estos levantamientos? ¿Adónde conducirán estos levantamientos?
Es difícil abordar estos temas en forma de soundbite (bocadillos de información). El panorama internacional es complicado, y las diferencias entre los muchos levantamientos ocurridos este año son tan interesantes como sus puntos en común. He aquí algunas ideas.
Siempre existen factores locales, y lo primero que tenemos que hacer es escuchar a los que se están movilizando. La gente en Hong Kong, Indonesia, Papúa Occidental, Sudán, Argelia, Guinea, Cataluña, Rusia, Georgia, Azerbaiyán, Líbano, Iraq, Irán, Pakistán, Chile, Ecuador, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Haití, los Estados Unidos, y muchos otros países—así como alrededor del mundo (por ejemplo, las movilizaciones por el clima )—se ha involucrado en manifestaciones públicas durante este año. En cada caso, la gente tiene sus propios reclamos y aspiraciones, las cuales se superponen en algunas instancias, y en otras no.
Es posible que cierto tipo de reclamos inmediatos (a veces llamados “eventos desencadenantes”) sean los impulsores de la acción colectiva. Por ejemplo, un impuesto sobre el uso de WhatsApp (como sucedió en Líbano), o un incremento en las tarifas del metro (como sucedió en Chile), o un incremento en los precios del combustible (como sucedió en Irán) crean una experiencia común que es compartida por un amplio y diverso rango de personas. Esta experiencia compartida, y la ira que produce, pueden facilitar la acción y movilización colectiva de grupos que de otro modo no trabajarían juntos.
Otros eventos desencadenantes pueden construir esperanza y confianza, las cuales pueden también conducir a la acción colectiva. Por ejemplo, un levantamiento popular noviolento que está logrando cambios políticos en una provincia o país cercano a veces puede tener un efecto contagioso. Si la gente percibe una oportunidad para el cambio, eso puede impulsarla a movilizarse. Esto puede ser uno de los catalizadores de la actual propagación de manifestaciones en América Latina y el Medio Oriente.
Más allá de los eventos desencadenantes, la movilización popular es también impulsada por emociones profundas, las cuales pueden provenir de años de agravios y aspiraciones de cambio. La gente a menudo informa que siente que su dignidad es insultada, y concluye que si no traza una línea y establece límites a quienes sustentan el poder, entonces continuarán sufriendo explotación y abuso. Como declaró un comentarista local sobre el levantamiento en Líbano:
“Si quisiéramos darle un nombre a esto, sería el ‘levantamiento de la dignidad’ —la gente recuperando su dignidad porque es tan humillante ser un ciudadano de Líbano bajo esta clase dominante. Uno sabe que el país podría estar mucho mejor que como está, uno sabe que no es responsable de lo mal que está la situación, y sin embargo esta gente continúa dividiéndonos y emprendiendo acciones contra nuestros intereses.”
Pero incluso las emociones fuertes y un evento desencadenante, generalmente no son suficientes. La acción colectiva no sucede automáticamente en función de un conjunto de fórmulas de circunstancias cambiantes o estáticas. Existen cientos de malas políticas y malas decisiones de gobiernos alrededor del mundo cada día que no desencadenan acciones colectivas. Cuando las personas están enojadas, pueden quedarse en casa porque se sienten confundidas sobre qué hacer, o no confían en sus vecinos, o se sienten impotentes y desesperanzadas.
Generalmente, lo que transforma a las emociones profundas y al evento desencadenante en acción es la presencia de activistas y organizadores de base. En muchos de los casos, estos activistas se han preparado con anticipación para movilizar, construir confianza y seguridad entre los diferentes grupos, y han desarrollado esfuerzos para unificar a la gente y organizar protestas, huelgas, boicots, y otras acciones noviolentas. Las personas con estas habilidades y experiencia resultan increíblemente importantes en tiempos como éstos, para ayudar a conformar la dirección de la movilización popular. Cuando otros están confundidos sobre qué hacer, los activistas y organizadores (la mayoría de los cuales no son líderes de alto perfil) pueden proveer una guía en ese sentido.
Según mi punto de vista, por lo general los activistas y organizadores no reciben el crédito suficiente por el importante papel que juegan en desarrollar y guiar la movilización popular. Incidentalmente, ellos a veces también crean sus propios eventos desencadenantes. Para mencionar un ejemplo clásico, la negativa planeada de Rosa Parks de ceder su asiento a un pasajero blanco fue un detonante para el boicot a los autobuses en Montgomery en 1955.
Existen muchos otros factores individuales, políticos, materiales y sociales (por ejemplo, amigos que reclutan a otros amigos para movilizarse) que pueden influenciar la acción colectiva, así que la lista anteriormente mencionada no pretende ser minuciosa. Aunque a menudo resulta más fácil señalar eventos desencadenantes y reclamos profundamente enraizados, discernir el rol de los activistas conlleva más tiempo y trabajo cuando se investiga desde afuera. Sin embargo, entender este rol resulta esencial, puesto que las habilidades, estrategias, y opciones deliberadas tienen importancia en el proceso de movilización, y ciertamente en la sostenibilidad y resultados de dicha movilización.
Las protestas recientes reflejan una tendencia creciente de nuevos movimientos de resistencia civil que se remonta a los últimos casi 30 años. La profesora de la Universidad de Harvard, Erica Chenoweth, ha documentado esto. El número de nuevos movimientos de resistencia civil tratando de lograr transiciones políticas y otros cambios “maximalistas” (tales como la autodeterminación o expulsión de un ocupante extranjero) casi se duplicó desde la década de 1990-1999 a la década de 2000-2009. Y entre 2010-2015, existieron casi tantos nuevos movimientos como los que existieron en la década previa, de 2000-2009.
Movimientos en busca de transición política,
autodeterminación o el fin de ocupación extranjera: 1900-2015
Particularmente, estos hallazgos no incluyen campañas por cambios sociales, económicos o de políticas que no sean un cambio de gobierno. Si éstos hubieran sido contados también, sospecho que veríamos un gran incremento en luchas laborales locales y regionales; campañas de base popular contra la corrupción; luchas por los derechos de las mujeres, derechos de las minorías, derechos de los indígenas, justicia ambiental, paz y seguridad; y una variedad de objetivos alrededor del mundo. Estas campañas a veces se integran (o se transforman en) movimientos a nivel nacional por transiciones políticas, así que si estamos viendo más de lo último, también tendremos más probabilidades de ver mucho más de lo primero.
Esto lleva a un par de aclaraciones importantes acerca de las definiciones. La mayoría de los medios de prensa están cubriendo las protestas, pero los puntos anteriormente mencionados se relacionan con la resistencia civil. La resistencia civil es una forma de luchar que incluye un amplio rango de tácticas noviolentas, tales como manifestaciones masivas, huelgas, boicots, desobediencia civil, y muchos otros actos de nocooperación. Por lo tanto, la protesta es un acto de resistencia civil, pero no toda la resistencia civil toma la forma de una protesta. Para conseguir cambios significativos, la gente a menudo tiene que moverse más allá de la protesta e involucrarse en otras tácticas de resistencia civil.
En segundo lugar, los puntos anteriormente mencionados se refieren a la actividad de movimientos. Un movimiento involucra una amplia y extendida participación voluntaria que persiste con el paso del tiempo, pero una protesta puede ser simplemente un acto espontáneo que declina rápidamente sin un seguimiento. Muchos movimientos se involucran en protestas, pero no todas las protestas indican la presencia de un movimiento. Puesto que el cambio toma tiempo, por lo general los movimientos son esenciales para lograrlo.
Estas distinciones son importantes cuando consideramos cuáles serán el significado y los probables resultados de estas protestas. Una protesta en sí misma puede no ser evidencia de mucho más que frustración acumulada. Un movimiento de resistencia civil que organiza una protesta —o una protesta que comienza el desarrollo de un movimiento de resistencia civil— tendrá una trayectoria más larga y un mayor impacto. En un momento dado, varias protestas y las circunstancias que las rodean pueden lucir similares, pero la estructura, estrategia, y bases de la unidad que subyace bajo ellas es frecuentemente lo que las hace diferente.
Existe un rango de temas, grupos, y objetivos que impulsan las protestas en varios países. Alguna gente demanda democracia. Algunos quieren el fin de la represión. Algunos viven en una democracia pero experimentan crecientes dificultades económicas y gobiernos que no rinden cuentas a la ciudadanía. Algunos buscan derechos humanos o justicia ambiental. Algunos buscan una mayor autonomía y autodeterminación.
Existe también un elemento generacional en los levantamientos. La gente joven suele ser la más crítica en los movimientos por el cambio. En algunos lugares, como Chile, el valor de las pensiones de los retirados está disminuyendo, lo que puede impulsar la movilización de generaciones más viejas. En algunos lugares las mujeres, o gente con ciertas profesiones, o miembros de poblaciones minoritarias, pueden ser más propensos a movilizarse por estar grandemente impactados por ciertas formas de opresión social, y/o poseen mayor experiencia en organización comunitaria y resistencia civil, proveniente de campañas pasadas.
Con tantas poblaciones en diferentes países actualmente demandando cambios, la diversidad es el sello distintivo de esta ola de levantamientos.
También existen algunos puntos en común. Un telón de fondo para todos ellos es la muy preocupante tendencia global del retroceso de la democracia y crecimiento del autoritarismo alrededor del mundo. La clasificación anual que hace la organización Freedom House de cada país y territorio en el mundo con relación a los derechos políticos y libertades muestra que mundialmente, la democracia ha estado en declive por 13 años consecutivos. Esto significa que ahora hay más gobiernos autoritarios que hace una década, y que muchas democracias están siendo erosionadas.
Cuando los gobiernos se tornan más autoritarios, rinden menos cuentas a la ciudadanía y son más propensos a volverse más abusivos y corruptos. La ola de levantamientos actuales muestra que mucha gente ha llegado a la conclusión de que los medios institucionales tradicionales para generar cambios —elecciones, el sistema legal, y el diálogo con las élites— por sí mismos resultan insuficientes para abordar sus preocupaciones y procurar los cambios que quieren ver. Por ejemplo, un poder ejecutivo y legislativo corruptos crean elecciones corruptas, y un poder judicial corrupto no puede o no quiere contenerlos.
Como resultado de ello, los manifestantes están buscando otras formas de poder para forzar que sucedan los cambios constructivos. Esto no significa que la gente haya abandonado completamente los medios institucionales de cambio. A veces significa que usan la resistencia civil para tratar de conseguir que los medios institucionales vuelvan a funcionar. A veces se necesita la resistencia civil para revitalizar los procesos democráticos.
Otro elemento común en la actual ola de levantamientos es que la mayoría de la gente que se está movilizando, está escogiendo métodos noviolentos en vez de los métodos violentos. Si se mantiene esta elección, las investigaciones relevantes nos dicen que tendrán muchas más probabilidades de alcanzar sus objetivos con el paso del tiempo, que si caen en la violencia.
Considerar las circunstancias económicas, políticas y sociales locales es importante, pero ellas no nos dicen la historia completa. Múltiples estudios de investigación (aquí, aquí, y aquí) muestran que las condiciones estructurales pueden influenciar un movimiento, pero ellas solas no determinan la trayectoria ni el resultado de un movimiento. Los factores que se encuentran mucho más bajo control de un movimiento —como sus decisiones, estrategias y habilidades— son altamente significativos en capacitarlo para transformar o sobreponerse a circunstancias adversas y ganar. Por ejemplo, a comienzos de este año, un movimiento ampliamente diverso (en el cual las mujeres fueron líderes y organizadoras clave) en Sudán terminó con el gobierno de 30 años del dictador Omar al-Bashir. Las condiciones estructurales en Sudán (brutalidad del régimen y la existencia de facciones étnicas, entre otras) eran muy desafiantes, pero por medio de la estrategia, la habilidad y la persistencia, el movimiento fue capaz de maniobrar hacia la victoria.
Por tanto, si queremos saber adónde va la actual ola de protestas, podemos formular algunas preguntas analíticas clave, relacionadas con las habilidades y decisiones de los resistentes civiles. Estas preguntas son relevantes ya sea para un periodista tratando de analizar las recientes protestas, como para un individuo que se encuentre activamente organizándose en solidaridad con ellas, o dentro de ellas:
• ¿Los participantes están unidos alrededor de objetivos y medios claros (noviolentos, institucionales, o violentos), y de una estrategia básica (con una secuencia particular de prioridades) para alcanzar estos objetivos?
• ¿Existen valores y principios claros en la toma de decisiones y acción que comparten todos en el movimiento? Mejor aún, ¿existe un proceso para entrenar u orientar a nuevos simpatizantes, que transmita estos valores y un marco de trabajo común para entender cómo el movimiento generará el cambio?
• ¿Los participantes están llegando activamente a nuevos grupos demográficos y construyendo redes de confianza y solidaridad?
• Si en el movimiento existen líderes públicos claramente definidos, ¿están unidos con las bases?
• ¿Los participantes están haciendo uso de un rango expandido de tácticas de resistencia (tales como huelgas, boicots y una variedad de actos de nocooperación de alto –o bajo– riesgo) que permitan la participación de un número creciente de personas, y crear un rango de presiones? ¿O los participantes se encuentran estancados en ciclos de protestas?
• ¿Las tácticas están siendo ordenadas en secuencia, de forma tal que exploten las debilidades del oponente y escalen las presiones?
• ¿Los participantes son capaces de preparar un plan, movilizarse para avanzar sus objetivos, retirarse y reevaluar la situación en caso necesario? ¿O constantemente están e tratando de movilizarse públicamente, lo cual puede conducir al agotamiento?
• ¿Los participantes están construyendo un programa o proceso de entrenamiento para los simpatizantes nuevos o actuals?
• ¿Hay aceptación de la necesidad de una estrategia multianual? ¿O la gente parece estar confundida y perder confianza si no han alcanzado sus objetivos en un corto período de tiempo?
(Nota: Las investigaciones nos dicen que una campaña noviolenta requiere como promedio tres años para concluir. Algunas veces un movimiento está haciendo grandes progresos, pero tiene expectativas no realistas acerca de los marcos de tiempo. Los participantes pueden entonces convencerse erróneamente de que están perdiendo cuando no han alcanzado todos sus objetivos en unos pocos meses, y esto puede causar que comiencen a actuar de manera no estratégica, por ejemplo empleando violencia.)
• ¿Están los participantes firmemente comprometidos con las tácticas noviolentas?
• ¿Se resalta la disciplina noviolenta en las declaraciones públicas, acciones y entrenamientos?
• ¿Los participantes hacen un juramento o tienen un código de conducta que requiera permanecer de forma noviolenta en las acciones públicas?
• ¿Los participantes están de acuerdo en si es o no permisible la destrucción a la propiedad?
• ¿Existen algunas tácticas noviolentas de bajo riesgo (por ejemplo, boicots de consumidores) en las cuales la gente se pueda involucrar, que reduzcan o eliminen el riesgo de que sean reprimidos o de que pierdan la disciplina noviolenta?
Estas cualidades de unidad, estrategia y disciplina noviolenta son algunos de los atributos más importantes de los movimientos exitosos (de los cuales he escrito aquí, y con más profundidad aquí también). Juntas, fomentan la amplia participación pública (la cual crea poder), causan que la represión se vuelva contra sí misma (lo cual debilita al adversario del movimiento), y en última instancia conduce a deserciones en las filas de quienes apoyan al oponente (lo cual lo fuerza a hacer concesiones).
Reconociendo las complejidades de los períodos y entornos de operación y organización en el mundo real, resulta raro encontrar un movimiento que encarne perfectamente todos los ideales de una organización efectiva. Los activistas tienen uno de los más difíciles e importantes trabajos en el mundo, y los movimientos no necesitan una perfecta unidad o estrategia para alcanzar el éxito. Algunos movimientos incluso alcanzan el éxito a pesar de la presencia de flancos violentos.
Dicho esto, en circunstancias desafiantes, las condiciones requeridas para alcanzar el éxito son a menudo muy altas. Hay gente que ha cumplido con esas condiciones, y proveen guías para el futuro.
Así que mientras continúe la ola actual de levantamientos, mucho dependerá de las decisiones de la gente en el terreno encargadas de movilizar. Otras grandes variaciones en lugares diferentes ocurrirán con el tiempo. Algunas protestas que vemos actualmente son organizadas por movimientos establecidos desde hace mucho tiempo, las cuales probablemente continuarán. Otras pueden conducir a nuevos movimientos. Otras puede que nunca se conviertan en movimientos y declinen rápidamente. Algunos casos pueden obtener beneficios rápidamente y otros tendrán resultados indeterminados por un período de tiempo (lo cual no es siempre algo malo —una lucha por un largo período de tiempo puede resultar en una transformación más profunda y una victoria más resiliente). Algunas pueden colapsar bajo una ola represiva del régimen al cual se oponen, mientras que otras puede que persistan a pesar de la represión violenta. Algunas se están moviendo hacia el uso de tácticas violentas, lo cual presagia días realmente difíciles en adelante. Otras pueden responder a la represión permaneciendo de forma noviolenta e innovando tácticamente (por ejemplo, cambiando de protestas a una huelga general o boicots, los cuales son más difíciles de reprimir). Algunas construirán estructuras que las ayuden a funcionar pero permanecer lo suficientemente fluidas para generar una continua movilización popular. Otras pueden permanecer demasiado ausentes de estructuras para sostener la unidad alrededor de objetivos y estrategias claras, o tornarse tan estructuradas que se formalicen en el mundo de los partidos políticos y ONGs.
Podemos también estar seguros que a medida que estos movimientos continúen, la represión violenta causará que algunos de ellos se cuestionen su compromiso con los métodos noviolentos. Por ejemplo en Hong Kong, este eslogan ha sido expresado ante las autoridades y la policía desde al menos julio de 2019:
“Fuiste tú quien me enseñó que las marchas pacíficas eran inútiles.”
Aunque la ira de la gente es entendible, las investigaciones sobre este punto son bien claras. La resistencia civil es algo mucho más allá que marchas pacíficas, y la idea de que una extendida destrucción a la propiedad o la violencia serán más efectivas que la resistencia civil es fuertemente contradicha por un conjunto de pruebas cada vez más creciente. Una amplia cantidad de datos históricos nos dicen que como promedio, los movimientos de resistencia civil han sido el doble de efectivos en alcanzar los objetivos buscados que los levantamientos violentos. Los levantamientos violentos también tienden a conducir a mayor violencia por parte del oponente. Por ejemplo, los movimientos violentos que buscan transiciones políticas u otros objetivos maximalistas han resultado en masacres (definidas como 1,000 civiles asesinados en un solo evento continuado) en un 68 por ciento de las veces, frente a un 23 por ciento de las veces en los movimientos noviolentos. Esto significa que es tres veces más probable que un movimiento noviolento conduzca a semejante atrocidad. En adición a esto, las transiciones políticas logradas por la resistencia civil noviolenta tienen en todas partes una probabilidad mayor de 2 a 9.5 veces de conducir a un resultado democrático. Estas también tienen aproximadamente un tercio menos de probabilidades de resultar en una guerra civil.
Algunas personas pueden argumentar que la violencia trabaja más rápido que la resistencia civil, pero esa premisa tampoco es apoyada por los datos disponibles. Las insurgencias violentas tienden a durar un promedio de 9 años, mientras que las campañas noviolentas tienden a durar un promedio de 3 años. Ojalá que la gente entienda que incluso si están frustrados con las autoridades, la resistencia noviolenta sostenida es un medio mucho más probable para lograr cambios positivos que la violencia.
Para cerrar con un ejemplo, en abril de 2019, cinco meses de lucha noviolenta sostenida por parte del movimiento por la democracia sudannesa derrocaron al dictador Omar al-Bashir. Este fue reemplazado por el Consejo Militar Transicional, el cual no quería ceder el poder, y en junio de 2019 ordenó a milicias armadas atacar y cometer atrocidades contra quienes apoyaban al movimiento noviolento. Los gobiernos de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, y Egipto apoyaron este esfuerzo, ofreciendo fondos e incluso personal. El movimiento por la democracia respondió llamando a una huelga general. Esta táctica mostró al Consejo Militar Transicional que la represión nunca iba a lograr el resultado que querían, imponiendo de esta manera mayores costos a la represión para el régimen y creando tensiones entre los intereses económicos y políticos. Además, el régimen carecía de la capacidad de forzar a la gente a regresar al trabajo, lo cual reveló su debilidad. La Asociación de Profesionales Sudaneses, la cual era el grupo principal de oposición, declaró:
“La resistencia pacífica por medio de la desobediencia civil y la huelga general con carácter político es la manera más rápida y efectiva de derrocar al consejo militar… y pasar el poder a una autoridad transicional civil.”
Varios meses después, el Consejo Militar fue forzado a negociar una transición.
Existe una ciencia para la resistencia civil, pero no existe una fórmula o combinación táctica especial que garantice la victoria en todas partes. Se requiere una gran disciplina y unidad para llevar a cabo una huelga general, y pudiera no ser lo apropiado para todos los movimientos en un punto dado en el tiempo. Pero partiendo de las bases de su propia unidad, estrategia y disciplina noviolenta, el movimiento en Sudán usó esta táctica para responder efectivamente a los retos y oportunidades existentes en su entorno.
De forma similar, los futuros de los movimientos en otros lugares yacen en sus propias manos, y la historia se escribirá en base a las decisiones que tomen.
Hardy Merriman es el Presidente de ICNC. Ha trabajado en el campo de la resistencia civil por casi 15 años, como presentador en talleres para activistas y organizadores alrededor del mundo; hablando ampliamente con académicos, periodistas y miembros de organizaciones internacionales; y desarrollando recursos para practicantes y estudiosos del tema.
Hardy Merriman is President of the International Center on Nonviolent Conflict (ICNC), and led ICNC as President & CEO from 2015 until 2021. He has worked in the field of civil resistance for over 20 years, presenting at workshops for activists and organizers; speaking widely to scholars, journalists, and members of international organizations; and developing educational resources.
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