by Omar LopezJuly 12, 2021
Con contribuciones de Jessenia Medina y Joseling Olivares
La pandemia de este año no ha impedido a la gente en América Latina agruparse y empujar por sus agendas de derechos, justicia y democracia. En algunos casos, el mal manejo o la inacción con relación al COVID-19 incluso provocó demostraciones masivas, como fue el caso de Brasil. Pero esta no es la única tendencia en términos de resistencia civil que se puede identificar en la región este año. Aunque la violencia permanece como el instrument a elegir por muchos grupos no estatales, por amplio margen, el estereotipo del guerrillero con un fusil como símbolo del luchador por la libertad, el cual ha plagado la conciencia colectiva de Latinoamérica por décadas, ha sido ahora reemplazado por la figura de una persona joven armada con un teléfono celular y un laptop. La muy buena adherencia a la disciplina noviolenta observada en muchos movimientos este año atestigua esta realidad.
A nivel estratégico, varios movimientos que fueron parte de una gran ola de resistencia civil a través del continente en 2019, han dejado las calles y están canalizando sus energías hacia las políticas institucionales.
A nivel táctico, la tecnología empodera a la gente común de forma incremental, para operar y organizar campañas sin la presencia ominosa de las fuerzas represivas. El Artivismo —el uso estratégico de la expresión creativa para retar a la injusticia— y el uso de las redes sociales, son los nuevos vehículos para organizar y promover campañas noviolentas en la región.
Un repaso de algunos casos prominentes en Latinoamérica —Perú, Venezuela, Nicaragua, Cuba, y Brasil— ilustra estas tendencias mixtas, y nos arroja luz sobre el futuro de la resistencia civil en la región.
Protestas in Lima, Perú, el 10 de noviembre de 2020, Plaza San Martín. Fuente:Wikipedia/Johnattan Rupire (CC BY-SA 4.0, unedited).
Del 10 al 15 de noviembre, un movimiento noviolento liderado por jóvenes estudiantes y profesionales forzó la renuncia del Presidente Manuel Merino, designado por el Congreso tras un recurso de “vacancia” impuesto contra el anterior Presidente, Martín Vizcarra. De acuerdo a medios de prensa y ONGs, miles de personas se movilizaron en todas las rincipales ciudades de los 25 distritos (provincias) peruanos usando todo tipo de redes sociales (las redes clásicas de Facebook y Twitter, pero también Instagram y TikTok) como su principal herramienta para articular demandas y organizar acciones.
El movimiento se aglutinó alrededor del eslogan “Se metieron con la generación equivocada”, estableciendo así así su principal identidad como movimiento juvenil. Comisiones de salud, seguridad, aprovisionamiento, etc. fueron creadas para apoyar las demostraciones.
Una característica notable fue la capacidad de los manifestantes de permanecer noviolentos al enfrentar altos niveles de violencia por parte de la policía antimotines. Dos estudiantes fueron ultimados, y el resultado fue in incremento en el número de participantes en las manifestaciones. Mantuvieron su postura noviolenta a pesar de las provocaciones violentas.
Guaidó en una marcha contra Maduro el 2 de febrero en Caracas. Fuente:Wikipedia/Alexcocopro (CC BY-SA 4.0, unedited).
La designación de Juan Guaidó como Presidente Encargado en enero de 2019 por parte de la Asamblea Nacional (Parlamento) canalizó la energía del movimiento pro democracia, fundado a comienzos de los 2000s, hacia la esfera parlamentaria y política. Aunque es una estrategia que puede beneficiar a los movimientos a largo plazo, a corto plazo la movida ha disminuido el nivel de acción extra-institucional.
Más de 50 países, la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos, y el gobierno de los Estados Unidos, reconocieron oficialmente la designación de Guaidó, minando la autoridad de Nicolás Maduro. Sin embargo, este énfasis en los esfuerzos internacionales para producir resultados ha también ralentizado la acción noviolenta y ha fragmentado la unidad del movimiento.
Aunque Guaidó ha anunciado un regreso a las manifestaciones de calle y un plan nacional para la transición a la democracia, todavía nada se ha hecho. La permanencia del gobierno de Guaidó, a pesar de todos los intentos del régimen de Maduro por eliminarlo, puede no obstante ser considerada un logro extraordinario. Un gobierno paralelo se encuentra vivo y funcional en Venezuela.
Presuntamente originada por fuerzas provenientes del exterior, la Operación Gedeon, un esfuerzo militar por derrocar al régimen de Maduro, tomó lugar en mayo de 2020. Guaidó negó vehementemente cualquier vínculo con ella y condenó el uso de la fuerza. Aunque varios líderes opositores han estado presionando por una intervencion military para sacar a Maduro del poder, Guaidó ha permanecido comprometido con el uso de medios noviolentos como la presión internacional, tácticas noviolentas, o una combinación de ambas.
Hace dos años, protestas masivas brotaron contra el régimen Ortega-Murillo provocadas por un nuevo impuesto al seguro social. Pronto derivadas hacia demandas por nuevas elecciones, las protestas estaban mayormente lideradas por jóvenes profesionales e intelectuales. Más recientemente, el movimiento se ha desviado, como sucedió en Venezuela, hacia actividades esencialmente políticas y parlamentarias, apostando a las elecciones presidenciales de 2021 como la vía primaria para lograr el cambio.
El 26 de junio de, 2020, un intento de crear una coalición nacional de amplia base de movimientos, partidos políticos y organizaciones estudiantiles, fracasó debido a disputas internas.
A pesar de las declaraciones de los líderes de la oposición (Medardo Mairena, líder del Movimiento Campesino: “Tenemos que retomar la lucha cívica y pacífica, para que el régimen se siente de nuevo”), todavía no se perciben signos de resistencia masiva noviolenta a nivel nacional. Sin embargo, la oposición ha mantenido una postura noviolenta, pese a enfrentar altos niveles de violencia de manos del régimen Ortega-Murillo y el paquete de medidas represivas aprobadas recientemente por la Asamblea Nacional, controlada por el partido de gobierno.
El 26 de noviembre, miembros del Movimiento San Isidro Movement, un grupo de artistas de performance y otros géneros enfocados en el artivismo, fueron violentamente arrestados en La Habana. En un hecho sin precedents, una gran multitud de más de 300 artistas se congregaron frente al edificio del Ministerio de Cultura al día siguiente, y forzaron una reunión con el Viceministro, demandando la excarcelación de todos los arrestados y una discusión nacional sobre la libertad de expresión. El movimiento recién formado adoptó el nombre 27N, y ha recibido amplia cobertura de la prensa internacional. Al igual que otros movimientos en América Latina, han usado con efectividad las redes sociales y los teléfonos móviles como la principal herramienta para articular sus demandas.
En mayo de 2020 una ola de protestas masivas sacudió a Rio de Janeiro, Brasilia, y Sao Paulo, entre otras ciudades, contra el mal manejo de la pandemia del COVID-19 por parte del Presidente Jair Bolsonaro. A partir del caso de brutalidad policial el 18 de mayo en Rio, que resultó en la muerte de Joao Pedro Pinto, un adolescente de la raza negra de 14 años de edad, las protestas se han expandido a incluir demandas antirracistas. Tras la muerte de Joao Alberto Silveira Freitas, un hombre de la raza negra asesinado el 19 de noviembre por dos guardias blancos en un mercado Carrefour en Porto Alegre, el movimiento adoptó la identidad Black Lives Matter. Una notable característica ha sido la amplia base de participantes, incluyendo mujeres, indígenas, afrodescendientes, y sindicatos.
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A pesar de los retos planteados por la pandemia del COVID-19 —y en algunos casos propulsados por el mal manejo de la misma por los gobiernos— el 2020 ha sido un año de prospectos mezclados para la acción noviolenta. La adherencia a la disciplina noviolenta ha sido fuerte ha sido bien fuerte en todo el espectro de movimientos, pero el desplazamiento de sus esfuerzos hacia la acción política institucional por parte de algunos movimientos ha ralentizado la acción callejera. Los movimientos pueden muy bien aprovechar la oportunidad para involucrarse en acciones paralelas, tanto en las calles para presionar a quienes detentan el poder, y desde el interior de los corredores para negociar reformas. En 2021, muy probablemente veremos un incremento del uso de la resistencia civil en la región, y un distanciamiento de las tácticas revolucionarias de antaño.
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Omar Lopez is President of the Latin American Center for Nonviolence and Human Rights Director at the Cuban American National Foundation. Previously, he worked as a radio talk show host with Radio Television Marti for 25 years. He is a regular contributor to a variety of newspapers, magazines and websites on human rights, literature, and international relations.
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